Como siempre que salgo a visitar gente termino encontrando inspiración...
Norma publica un artículo sobre las mujeres de 60.
Eso me puso a pensar.
Mi abuela murió a los 52 años... y no pareció, según cuenta mi madre, una cosa tan terrible, porque ya era vieja.
Hoy yo tengo 55 y no me siento para nada vieja .
El balance me muestra:
- un cuerpo que, ya no es el más lindo del mercado, pero no tiene signos visibles de deterioro... puedo pedalear, bailar, comer, cantar.
- Una mente que todavía no terminó de aprender y, ¡por suerte! todavía no empezó a olvidar.
- Una serenidad, que no tenía a los 20, para saber que no hay nada definitivamente terrible, que lo que no se hace hoy se puede hacer mañana... que ninguna vida depende de mi salvo la mía.
- Una habilidad, para hacer montones de cosas, que me llevó años aprender, pero que en este momento me simplifican la vida.
- Una avidez de nuevos conocimientos, que viene en disminución (junto a mi concepto del saber académico) pero que supo cambiar los libros por la experiencia... trocó lo teórico por lo empírico.
Tengo, además, una noción de lo efímero que hace que valore cada minuto, que disfrute mientras puedo, que no deje las cosas para mañana, porque mañana quiero otras cosas.
Estoy pensando proponerle a la vida un pacto y que me deje ser por muchos años... una vieja de 55!!
Nada
Hace 1 semana